martes, 7 de enero de 2014

TEMA FILOSOFÍA Y SU SIGNIFICADO

Dos sentidos (entre muchos posibles) de la palabra filosofía

La filosofía, como otras tantas disciplinas, nace de la experiencia humana. 

Hay por tanto un sentido cercano, próximo y vivencial de la palabra filosofía, que se convierte así en una actividad cotidiana del ser humano: cuestionarse a si mismo y cuestionar nuestro propio entorno es filosofar. 

La misma etimología de la palabra filosofía nos recuerda que esta es amor a la sabiduría y la mejor forma de ser sabio es preguntar. 

La interrogación se convierte en la actitud filosófica fundamental a la que sigue, en un segundo momento, una toma de postura:
todos tenemos ideas (quizás heredadas o quizás propias) sobre cuestiones que nos afectan. 
En consecuencia filosofía es, también, tomar postura, algo a lo que la sociedad de hoy nos obliga: nuestra vida consiste en decidir y esto no es posible en un sentido pleno sin haber reflexionado previamente, a no ser que queramos ser arbitrarios, inconsistentes o incoherentes. 

Elegimos las grandes cosas de la vida: que queremos ser, como queremos ser… pero también las cotidianas: ver la televisión, comprar en el supermercado, votar un partido político, afiliarse en un sindicato o realizar voluntariado dentro de una ONG. Son cosas que no hacemos porque si, sino porque creemos tener suficientes razones para ello. 

En todas estas decisiones aparecen implicadas creencias personales, valores morales, apreciaciones sobre la realidad que necesariamente encuentran su origen en nuestra forma de pensar. 

No hay vida auténticamente humana sin pensamiento que la respalde.

Sin embargo no es este el único sentido de la palabra filosofía. Cabe distinguir una segunda acepción que implicaría la especialización en esa tarea tan humana como es el pensamiento.

Estaríamos hablando entonces de la filosofía en su sentido académico, entendida como disciplina o asignatura que se enseña y se ha venido cultivando en nuestra cultura: a lo largo de la historia ha habido quienes han empeñado su vida, su esfuerzo y su tiempo en tratar de dar una respuesta mas organizada, mas desarrollada a todas esas cuestiones que, de una forma u otra, nos rondan la cabeza. Desde hace veinticinco siglos esas preguntas han ido cristalizando en respuestas, muchas de las cuales merecían ser discutidas y conservadas.
Gracias a todos aquellos que han mantenido y transmitido la filosofía podemos empezar hoy nuestro propio camino filosófico con mucho terreno andado: este es el sentido de una disciplina como la filosofía y su historia.

En este segundo sentido de la palabra, podríamos entender la filosofía como el estudio radical, critico y ultimo de toda la realidad, que toma como referencia importante además su propia historia, el discurrir de las ideas y el pensamiento. 

Para entender su utilidad podemos retomar una vieja idea medieval: como enanos apoyados a espaldas de gigantes, quizás podamos sustentar nuestras respuestas en las que han dado ya otros pensadores, cuyas ideas pueden alumbrar nuestra propia experiencia filosófica. 

Esta y no otra debe ser una de las funciones centrales de la filosofía, que convertida en disciplina corre el peligro de encorsetarse en rígidos criterios académicos y entregarse al tedio, al aburrimiento y la revisión histórica de si misma.

La filosofía y su historia renacen cuando son capaces de dialogar con el presente y languidecen desde el momento en que pierden el contacto con el mismo.

http://boulesis.com/docs/filosofia/libro-filosofia-ciudadania.pdf
www.miguelsantaolalla.es