domingo, 30 de septiembre de 2012

LOS FILOSOFOS CLÁSICOS GRIEGOS


FILÓSOFOS CLÁSICOS GRIEGOS: Los Pilares del pensamiento filosófico

Sócrates y la Mayéutica.

El método socrático.
 Un aporte esencial de Sócrates al progreso del pensamiento y también de la ciencia, lo constituye su descubrimiento y aplicación del método inductivo, consistente en que, a partir de los conceptos individuales, particulares, se llegue a obtener conceptos de validez universal; método que a menudo se resume expresando que es el que va “de lo particular a lo general”.
El método socrático para llegar a la verdad, era el diálogo con sus alumnos, mediante el cual les formulaba preguntas acerca de las cuestiones que planteaba a la discusión, y luego confrontaba y analizaba criticamente las respuestas, hasta que llegaban todos a una respuesta que les pareciera verdadera. La palabra diálogo, precisamente, tiene en griego la significación de la búsqueda del conocimiento entre dos. Es precisamente esta metodología las que muestra Platón en sus “Diálogos”, obra en la cual, recogiendo los dichos de Sócrates sus alumnos, expuso el pensamiento de aquel.
 El método de Sócrates de expresa en tres formas:
La ironía, mediante la cual, a través de las preguntas, el maestro procura desconcertar al alumno, exponerlo a sus contradicciones, destruyendo su aparente conocimiento, hasta que sea consciente de su ignorancia. Según la “Apología” de Platón, Sócrates descubrió este método cuando su amigo Querefonte preguntó al Oráculo de Delfos quién era el hombre más sabio y recibió como respuesta que lo era Sócrates. Meditando sobre eso, llegó Sócrates a la conclusión de que como él era consciente de su propia ignorancia - lo que expresaba en su también célebre frase “sólo sé que nada sé” - el Oráculo reconocía que su sabiduría consistía en ese conocimiento de la propia ignorancia, que pone al hombre el camino de disponerse a buscar la verdad.
La mayéutica, expresión equivalente a “dar a luz” que Sócrates asociaba a la condición de partera de su madre, de quien decía haberla aprendido, en cuanto en vez de aplicarla a los cuerpos, él la aplicaba a las almas. Por medio de ella, aplicando el método de las preguntas y respuestas, se lograba que el alumno encontrara la verdad dentro de sí, haciendo nacer sus ideas innatas, no nacidas.
El descubrimiento, resultante del empleo de la mayéutica, cuando a partir de un pasaje de lo oscuro a lo iluminado, de lo particular y accidental a lo general y permanente, se alcanza el concepto universal; que por encima de las particularidades se expresa en la definición.
La doctrina de Sócrates.
Aunque formado en la sofística, Sócrates se convirtió finalmente en un acérrimo crítico de los sofistas; a quienes expuso a su desprecio, especialmente por recibir dinero por sus enseñanzas. Su pensamiento se conoce solamente mediatizado por los relatos de sus discípulos, porque no dejó ninguna obra escrita. En particular Platón en sus Diálogos es quien ha expuesto sus ideas de una manera más completa; aunque también Jenofonte lo ha hecho en sus obras “Memorables”, “El banquete” y “Apología de Sócrates”. Otra fuente importante acerca del pensamiento socrático, son las referencias contenidas en la obra de Aristóteles.
La idea principal en que Sócrates se apartó radicalmente de los sofistas - al menos respecto de los últimos representantes de la sofística - fue su afirmación terminante acerca de la existencia del Bien y del Mal, sustentando la existencia de valores absolutos, en contraposición con el relativismo de los sofistas; pero igualmente consideró esencial mantener una actitud crítica como medio de alcanzar el conocimiento de la verdad. Sostuvo la diferenciación entre el cuerpo y el alma, considerando que ella es inmortal; y afirmó que existe una inteligencia suprema que gobierna los destinos del mundo.
Pensaba Sócrates que era indispensable apartarse del relativismo postulado por los sofistas, y que para ello era necesario descubrir la existencia de algo universal y objetivo, que no estuviera sujeto a la opinión de los hombres (lo que recuerda, sin duda, el mito de Protágoras). Surge de ello una inclinación hacia la búsqueda de las definiciones de las cosas, tratando de enunciar a su respecto un concepto de objetividad, de tal manera que conforme una unidad que esté presente en la pluralidad; con lo que en cierto modo constituye un retorno a las especulaciones presocráticas que buscaban una explicación racional y única del Universo.
Una definición, según Sócrates, permitiría acceder a la esencia universal y objetiva de las cosas. A la cuestión de cómo sería posible tener la certeza de que esa definición fuera verdadera, respondía Sócrates afirmando que en el alma de cada hombre están presentes de una manera originaria, innata, los verdaderos conceptos de todas las cosas; de tal manera que mediante la introspección es posible alcanzar a descubrir la verdad existente en el interior de uno mismo.
 La concepción del alma como aquello que fundamentalmente es el ser humano, adquiere gran importancia en la filosofía de Sócrates; que la considera el centro de la personalidad intelectual y moral del hombre. La introspección es el medio de descubrir la verdad en el interior de uno mismo, por lo cual Sócrates consideraba que su misión no consistía en enseñar determinadas concepciones, sino en lograr que sus alumnos aprendieran a conocerse a sí mismos, en ayudarlos a descubrir el contenido de su propio espíritu para cuidarlo y cultivarlo. De ahí la expresión célebre que Platón pone en sus labios: “conócete a tí mismo”.
Sócrates contrapuso a la escala de valores tradicionales de los griegos antiguos - la fuerza física, la riqueza, la fama y el poder - un valor de índole espiritual consistente en la obtención de la sabiduría por medio del conocimiento de la propia alma.
Para Sócrates, la ciencia o sabiduría que busca el filósofo, es esencialmente virtuosa, mientras que quien permanece en la ignorancia incurre en el vicio. El primer paso para alcanzar esa virtud del saber, es reconocer la propia ignorancia.

El obrar moral del hombre responde a los mandatos que cada uno lleva en su alma. Pero Sócrates introdujo también el concepto de la jerarquía entre los valores, considerando que existe una graduación interna de los valores. Por lo tanto, para obrar justamente, es preciso atenerse a la tendencia del hombre a la perfección que se consigue con el ejercicio de la virtud.

Actuar según la virtud es posible cuando se posee el conocimiento del Bien y del Mal, porque, en tal posesión del saber, la práctica del bien es el resultado espontáneo del obrar humano. El hombre que actúa mal, en consecuencia, no lo hace por ser malo, sino porque está en la ignorancia de la virtud.

La moral que propone Sócrates se origina y se nutre en sí misma; en ella, el obrar correctamente es resultado de la reflexión que el hombre hace sobre las exigencias de su alma, de tal manera que esencialmente se convierte en juez de sí mismo.

Esta concepción del llamado “intelectualismo moral”, es a menudo criticada en función del concepto de voluntad. Pero no se puede perder de vista que, en definitiva, su aporte a la concepción de la regla moral como algo absolutamente íntimo y personal es sumamente valioso, y no significa para nada la prescindencia de la consideración de la existencia de las reglas morales como tales.
 Sócrates critica a aquellos que niegan la existencia de una razón divina, que preside todos los acontecimientos. Pero, en la medida en que considera “insensato” consultar al Oráculo para resolver aquello que los hombres deben resolver por sí mismos - y afirma que eso persigue eludir la propia responsabilidad de decidir en relación a los acontecimientos de la propia realidad - se anticipa a plantearse la cuestión del “libre albedrío”, que será tema de gran importancia para las filosofías posteriores, sobre todo en el cristianismo.
                                       http://www.liceodigital.com/filosofia/filosofia.htm
EN RESUMEN
 Solo sé que no sé nada
Sócrates entiende la filosofía como una búsqueda colectiva basada en el diálogo. Ni pretende ser el dueño de la verdad ni poder encontrarla por sí solo. Esto significa, que cada hombre posee dentro de sí una parte de la verdad pero solo podrá descubrirla con la ayuda de otros. Esto explica las dos partes del método socrático.
La ironía:
Es el arte de hacer preguntas tales que hagan descubrir al otro su propia ignorancia. En otras palabras, comprender que no sabe nada.
La mayéutica:
Consiste en hacer preguntas de modo tal que el otro llegue a descubrir la verdad por sí mismo.
En esta línea, podría afirmarse que Sócrates no tiene doctrina alguna sino que ayuda a los demás y busca junto a ellos. Esta actitud de humildad frente al conocimiento contrasta notablemente con la actitud de los sofistas.
filosofia.idoneos.com/index.php/307388

 Platón y el Idealismo (La República)

Su obra filosófica es abundante (se cuenta más de 25 Diálogos) y de fino estilo poético. En forma de diálogos, salpicados de imágenes, mitos y anécdotas, sus principales libros son los siguientes: El Fedón, el Fedro, la República, las Leyes, el Banquete, el Menón, el Teetetes, el Parménides, el Sofista, la Apología, el Critón, el Timeo, y el Hipias.
Sin duda alguna, Platón representa uno de los más originales genios en toda la Historia de la Filosofía. Su pensamiento, auténtico racionalismo, puede ser catalogado, bajo cierto punto de vista, como idealismo, y bajo otro punto de vista, como realismo,  tal como será explicado enseguida. La principal influencia que recibió Platón fue la de Sócrates. Su teoría del concepto universal y necesario queda trasfigurada en la fastuosa teoría de las Ideas, de Platón. Pero, yendo un poco más atrás, es la oposición de Heráclito y Parménides la que quiere ser asumida y resuelta en el pensamiento platónico. No hay que desechar ni lo inmutable del ser parmenídeo, ni el devenir del mundo sensible heracliteano. En vista de esos dos extremos, la intuición central de Platón es el mundo de las Ideas, verdadero ser y paradigma (modelo) de este mundo captado por los sentidos.
La Teoría de las Ideas
            Tal vez el mejor modo de entender la Filosofía platónica es colocarse de plano en el mundo de las Ideas, pero empezando con el mito que el mismo Platón utiliza para conducir a la mente humana hasta esa su central intuición de las Ideas. En el libro VII de la República, Platón narra lo siguiente: En una caverna oscura están varios prisioneros atados, desde la infancia; no pueden ver la luz del día, ni los objetos y personas del exterior. Sólo captan unas sombras que se proyectan en el fondo de la caverna; afuera hay un camino, y, más lejos, un fuego, que origina esas sombras. Uno de los prisioneros escapa y, al principio, queda deslumbrado por la luz del día. Poco a poco se acostumbra a ver y a mirar, maravillado, los objetos y personas que antes ni sospechaba. Vuelve con sus compañeros, pero éstos no creen lo que les narra; están convencidos de que la única realidad es lo que ven en el fondo de la caverna. La explicación del mito(9) es como sigue. Los prisioneros representan a la mayor parte de la humanidad; la caverna es este mundo sensible; el exterior es el mundo intelectual de las Ideas, el fuego representa la Idea más perfecta, que es el Bien o de la belleza (Demiurgo).

9)    El mito es el origen de la filosofía ya que son las primeras explicaciones de tipo racional del mundo.
10)  Los filósofos son como flechas que apuntan hacia la verdad y el bien.

                En este mundo captamos, sensiblemente, sólo las sombras de la verdadera y perfecta realidad, que está en un mundo aparte, invisible a nuestras captaciones cotidianas. El prisionero que se escapa es figura del filósofo,(10) que tiene la intuición de las Ideas. Pero su enseñanza entre la gente queda simbolizada con el desprecio de los demás prisioneros ante sus narraciones acerca de un mundo superior. El dualismo platónico queda claro desde este momento. La realidad sensible es sólo un mundo imperfecto, mudable, efímero. Pero el auténtico ser, lo verdaderamente valioso, lo perfecto, eterno e inmutable, sólo se capta intelectualmente, por medio de una intuición que el filósofo posee, y que en vano trata de enseñar al común de la gente. Parménides y Heráclito quedan sintetizados. Cada uno de los dos mundos había tenido su defensor acérrimo en estos dos personajes.  Ahora Platón acepta las tesis de ambos, postulando la existencia real de ese mundo perfecto de las Ideas, además de este mundo sensible, que sólo existe como una sombra o participación de aquellas Ideas ejemplares. Ya veremos como corrige Aristóteles esta maravillosa intuición de su maestro Platón.
                En resumen, las características de las Ideas son opuestas a las de las cosas del mundo sensible. Las Ideas son subsistentes (existen independientemente de la materia y del conocimiento), perfectas, eternas, inmutables, espirituales, inteligibles, universales. Por contraposición, las cosas de este mundo son una participación de las Ideas, y son imperfectas, temporales, mudables, materiales, sensibles, singulares. - Existe una fuerte discusión para interpretar a Platón en lo que se refiere a la separación del mundo de las Ideas. Corrientemente se explica ese mundo de las Ideas como si estuviera situado en algún lugar del espacio, aparte del mundo material. Varios textos platónicos y la interpretación tradicional así lo asientan. Pero hay que tener en cuenta que los seres espirituales no ocupan un lugar en el espacio. Por lo tanto, la “separación” debe entenderse como una independencia de objetividad con respecto a las cosas sensibles. Las Ideas son el correlato objetivo de nuestros conceptos universales.(11)
                - A partir de esta “separación” de las Ideas (constituyentes del Valor y de la verdadera realidad), como algo que no está en este mundo, sino en un problemático más allá, se ha originado toda una serie de acusaciones contra la Metafísica,(12) diciendo que no es ciencia de este mundo, sino de algo que está más allá de lo físico, y que, por lo tanto, es una evasión, y no interesa. Ya veremos que la Metafísica de Aristóteles, no sólo insiste en que el ser que trata es justamente el ser de estas cosas, sino que ni siquiera el nombre de Metafísica alude originalmente a su objeto, sino a la colocación de los libros de la Filosofía Primera, después de la Física. Por lo tanto, esos ataques a la Metafísica, como Ciencia de algo lejano a este mundo, son injustificados.

11)   Cfr. COPLESTON: Historia de la Filosofía, tomo I, pág. 162
12)   Metafísica proviene del griego meta = más allá y Physis = naturaleza.

                - Los objetos sensibles “participan” de la esencia (Forma o Idea) universal, la cual funge como modelo o arquetipo. Esta noción de participación es, tal vez, la más profunda y aprovechable en la Metafísica platónica. Ni Aristóteles ni San Agustín, ni Sto. Tomás, ni Kant, ni Heidegger, podrán hacer caso omiso de ese concepto. El problema consiste en explicar detalladamente la participación, sin incurrir en las acusaciones que Aristóteles lanzará en contra de Platón.

                El Conocimiento
                Establecido ese mundo de las Ideas como la verdadera realidad, veamos ahora cómo explica Platón el proceso humano para llegar a conocerlo. El origen del conocimiento está en la vida prenatal. El ama espiritual tiene la intuición de las Ideas desde antes de venir a este mundo. Cuando el hombre nace, su alma es encerrada en un cuerpo material, que es “una cárcel para el alma”. Debido a este desastroso acontecimiento, el alma olvida la ciencia perfecta que había contemplado; sin embargo, sus ideas innatas permanecen latentes en el fondo de su conciencia.(13) La experiencia sensible es ocasión para que el alma recuerde las ideas olvidadas. Debido a la semejanza y participación que tienen los objetos de este mundo con respecto a las correspondientes Ideas, el hombre, en contacto con lo sensible, despierta de nuevo las ideas que estaban adormecidas en su memoria. Por lo tanto, cuando un niño aprende Matemáticas, Astronomía, etc., lo que sucede, en el fondo es que está recordando las ideas ya contempladas en la vida prenatal, y luego olvidadas por el nacimiento. Por eso Platón sostiene que “aprender es recordar”. Esta tesis recibe el nombre de anámnesi. En esta vida, el conocimiento se inicia en el plano sensible.(14) La mayor parte de nuestros conocimientos permanece en este nivel, que se llama la doxa u opinión. Pero en algunos casos, el sujeto salta a la captación de la Idea, y entonces tiene un verdadero conocimiento, está entonces en el nivel de la episteme. Se llama dialéctica a la ascensión cognoscitiva desde lo sensible hasta lo intelectual, en busca de las Ideas más perfectas. Aun dentro de estos dos niveles, distingue Platón dos subdivisiones en cada uno. La doxa puede ser eicasía, o pistis. La primera es un conocimiento ilusorio. La segunda es un conocimiento sensible verdadero, ajustado a la Idea, pero sin conciencia directa de esa Idea. Por su parte, la episteme puede ser diánoia, y noesis. La primera es de orden geométrico; la segunda descansa en las  Ideas en sí mismas. Ahora adquiere sentido el papel de la Filosofía, según Platón. El filósofo es aquella persona que ha logrado, con cierta perfección, el conocimiento de las Ideas. Por lo tanto, su papel es el de rector de la humanidad. El gobernante de una república debe ser un filósofo. De no ser así, estaríamos en el caso de un ciego que guía a otro ciego. Todo esto culminará en una purificación del alma que, en definitiva, es la mejor preparación para la muerte.



13)   De esto se desprende su teoría de la preexistencia de las almas.
14)   Principalmente por medio de los sentidos de la vista.

                - La teoría de las ideas innatas(15) de Platón tendrá una influencia decisiva en toda la Historia de la Filosofía. Lo importante es el hallazgo de un elemento a priori (16) que sirve de norma objetiva a los juicios humanos, tanto en el terreno de las ciencias naturales como en el de la Axiología. Veremos como esta misma postura va a ser adoptada, de un modo mucho más refinado, por kant y sus sucesores, otorgando a las categorías a priori una consistencia tal, que de allí en adelante va a ser el objeto el que se rija por el sujeto, y no al revés. Ahora podrán entenderse los dos tipos de idealismo filosófico, y en cuál incurre Platón. El idealismo gnoseológico sostiene que el ser se reduce al conocer, que el conocimiento es el fundamento de todo cuanto existe. Lo contrario es el realismo, que acepta la existencia del ser, independiente del conocimiento y de las ideas. Por su parte, el idealismo ontológico sostiene que las Ideas existen independientemente de las cosas materiales y sensibles, y que son éstas las que dependen de lo espiritual. Lo contrario es el materialismo, según el cual la materia es anterior al espíritu, y éste procede de aquélla. Evidentemente, Platón se inscribe en el idealismo ontológico, pero no en el gnoseológico; se opone al materialismo, pero no al realismo.

                El Alma, Las Virtudes, y el Fin del Hombre
                El alma humana es invisible, completamente diferente a la materia; es, por lo tanto, espiritual, y su patria o sede es el mundo de las Ideas. Con una nueva alegoría ilustra Platón su concepción acerca de la constitución interna del alma humana. Es el mito del carro alado, que se encuentra en el Fedro, y dice así: Cada alma es como un coche tirado por dos caballos (uno blanco y otro negro), y conducido por un auriga (cochero). El coche vuela en el espacio, y el auriga representa la parte racional del alma, el caballo blanco es dócil y tira hacia arriba, y representa el apetito irascible, o tendencia buena, de lucha y progreso. El caballo negro es rebelde, tira hacia abajo y representa el apetito concupiscible, o tendencia mala hacia el placer. En esta concepción tripartita del alma, que no habría que interpretar en sentido material, Platón nos habla de las virtudes o perfecciones propias de cada parte. El aspecto racional se perfecciona con la virtud de la prudencia o sabiduría; con ella se logra una correcta conducción del carro alado. El aspecto o parte irascible cumple mejor sus funciones con la virtud de la fortaleza, que da ánimos en la lucha. La parte concupiscible mejora con la virtud de la templanza, o moderación en los placeres. La justicia es una cuarta virtud, que consiste en la armonización o equilibrio de las otras tres. La Ética platónica se infiere a partir de todo lo dicho. La idea del Bien está en la cumbre de todas las Ideas. Ella debe ser la meta de nuestra actitud práctica. Debemos aspirar a ella, y purificarnos o deshacernos de todo lo material. La norma fundamental en la conducta humana es, pues ascender a ese mundo ideal, espiritual y perfecto, y desprenderse de este mundo material, sensible e imperfecto.

15)   Las ideas innatas son las que traemos desde el nacimiento.
16)   A priori = antes de la experiencia.


                El eros platónico es el amor o tendencia que eleva y espiritualiza al hombre, y lo acerca al mundo de las Ideas, en cuya cumbre está el Bien,(17) identificado con la Belleza y con Dios. Platón arguye (en el Fedón ) a favor de la inmortalidad del alma. La existencia de cada alma espiritual tiene lugar desde antes del nacimiento; y la muerte no acaba con ella, sino que es la oportunidad de su liberación del cuerpo y de una contemplación feliz de las Ideas, de acuerdo con su grado de purificación espiritual en esta vida. Además, después de mil años, el alma volverá a reencarnar,(18) y así hasta nueve veces, si no logra, en cada lapso de vida terrena, una completa purificación. En casos extremos, el alma degradada podría reencarnar en el cuerpo un animal. Esta teoría de la reencarnación, o metempsícosis, es considerada unánimemente como un legado de la cultura oriental, aprendida por Platón en su viaje a Egipto.

                El Estado (La República)
                En la República y en las Leyes, Platón explica su Filosofía política, que consta de los siguientes conceptos, principalmente:
                El gobernante debe ser un filósofo. En el otro extremo están los tiranos y los poetas, los cuales deben ser excluidos del Estado, por su afición al mito engañoso. La gente se divide en tres grandes grupos o clases: los gobernantes, los militares, y los artesanos. Cada clase tiene, similarmente a lo que sucede con las partes del alma, su propia virtud. Así, el gobernante se perfecciona con la prudencia, los militares (que corresponde al apetito irascible) funcionan mejor con la fortaleza, los artesanos (paralelos al apetito concupiscible) deben mejorar con la templanza. La armonía entre las diversas clases sociales es la justicia. Platón quiere que el Estado eduque a los niños y jóvenes, y propone las diversas etapas y disciplinas, correspondientes a cada edad del educando. La mujer tiene un papel equiparado al del hombre, en dicha educación. Las dos clases superiores, de los gobernantes y de los militares, deben vivir en cierta comunidad de bienes, e incluso con relaciones sexuales controladas por el Estado. Platón favorece la eugenesia, o medios que conducen a la mejoría de la raza humana. Era de sospechar que se inclinara por el gobierno monárquico y aristocrático y rechazara la democracia. Esta tesis la fundamenta con su comparación del gobierno de un barco. Sólo un hombre especialmente dotado, como el piloto, puede tomar el timón y conducir a la nave a buen destino, los marineros, en cambio, sólo conseguirían desviar a la nave de su ruta correcta. La filosofía política de Platón ha sido tachada de utopía (algo irrealizable). Y en efecto, Platón sólo se propuso describir el ideal del Estado, sabiendo que en la práctica las cosas marchan de muy diferente manera. En las Leyes suaviza un poco su idealización del Estado.

17)   El bien entendido como ausencia del mal.
18)   Platón creía que la reencarnación, creencia todavía aceptada en el oriente.

                El Demiurgo
                Acerca de Dios habla, principalmente, en el Timeo y en las Leyes. Se muestra francamente teísta y, mejor aún, monoteísta. Inclusive, argumenta racionalmente a favor de la existencia de Dios. A partir de sus argumentos han surgido posteriormente las pruebas aristotélicas de la existencia de Dios y, siglos más tarde, las célebres cinco vías tomistas. Sus raciocinios giran en torno a la idea de causa primera y de ascensión dialéctica hasta la Idea de máxima perfección.
                La esencia de  Dios(19) es el Valor Absoluto, y a veces se confunde con la idea del Bien, que, a su vez, no parece distinguirse de la Idea de la Belleza. En otras ocasiones se menciona a Dios con el nombre de Demiurgo, o gran arquitecto.

                La acción de Dios sobre el mundo no es la de Creador o Providente. Tales conceptos (creación y providencia) no fueron conocidos por los griegos, y son más bien patrimonio de la tradición judeo-cristiana. Lo que realiza el Demiurgo es el paso del caos al cosmos (orden). El Demiurgo origina el cosmos, pero entendiendo esto sólo como su ordenación, no como su creación a partir de la nada.
                La materia es, pues, increada, igual que las almas y las Ideas. Éstas son las que sirven como modelos al Demiurgo en su obra arquitectónica u ordenadora.
                Acerca del arte y la belleza, Platón(20) tiene ciertas ideas originales. Por lo pronto, ya lo hemos dicho, la Belleza es una Idea inmaterial, suma de todas las perfecciones, y a la cual tiende el apetito humano llamado eros. La belleza de las almas y de las cosas sólo son participaciones imperfectas de aquella Belleza. El arte es concebido, más bien, como una mimesis, o imitación. Así, la pintura, la poesía y la música, están alejadas en dos grados respecto de la verdadera realidad. Los poetas, debido a sus mitos y engaños, deben ser desechados del Estado ideal.


19) La esencia consiste en saber como es Dios.
20) Acerca de Platón se puede ampliar la información en los siguientes libros: KOYRE: Introducción a la lectura de Platón, Alianza Editorial; TOVAR: Un libro sobre Platón, Espasa-Calpe.
Explicación
                Platón fundó una escuela filosófica llamada la Academia en honor al héroe mitológico “Academo”. Se estudiaba en esta escuela filosófica: filosofía, astronomía, geometría, música, física y gimnasia.
                Su teoría de las ideas es la más importante de todas las teorías que se han emitido a lo largo de la historia de la filosofía, porque de ella muchos filósofos han partido para crear su pensamiento filosófico. Platón tuvo influencia de Pitágoras, de Heráclito, de Parménides y sobre todo de su maestro Sócrates para crear su propia filosofía.
                Para él existen dos mundos: el mundo inteligible y el mundo sensible. En el mundo inteligible o el mundo de las ideas está la verdad y en la cumbre la idea del bien o de la belleza, o sea el demiurgo. En el mundo sensible se encuentran las imitaciones, imágenes, copias, reflejos, sombras del mundo inteligible.
                Existe dos mitos importantes del pensamiento platónico, el de la caverna y el del carro alado. Según Platón el alma está formada por tres partes: La inteligencia, la voluntad y la sensibilidad. Por último algunos temas de esta filosofía Platónica serán retomados más tarde por San Agustín de Hipona en la época medieval.

Aristóteles y las causas de la materia (Materia y Forma, Esencia y Existencia, Causa y  Efecto, Acto y Potencia, Sustancia y Accidente.).


Aristóteles nació en 348 a.C., en Estagira (Macedonia), y murió en 322. Fue el más famoso discípulo de Platón, preceptor de Alejandro Magno, y fundador de una nueva escuela filosófica, llamada el Liceo.(21) Su pensamiento es sistemático, ordenado, y escrito en un estilo árido, completamente opuesto al de su maestro Platón. Sus investigaciones biológicas le dan un fuerte matiz empírico y dinámico a las tesis que va a sustentar. Parece que las obras que de él conocemos son, más bien, los apuntes de clase de sus discípulos. Sobresalen las siguientes: Filosofía Primera (llamada actualmente Metafísica), Órganon (cuyo tema es la Lógica, tradicional) y Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo, Retórica, Poética, y Política.

                De primera importancia, en la línea central de su pensamiento, es la oposición contra el idealismo platónico. En este sentido se menciona a Aristóteles como prototipo de pensador realista. Dicho contraste se expresa plásticamente en “La Escuela de Atenas”, famoso fresco de Rafael. Mientras que Platón, señalando al cielo, insiste más en la trascendencia del ser y del valor, Aristóteles señala a la tierra, subrayando la inmanencia de esos mismos temas filosóficos. El centro de la Filosofía Aristotélica está en la substancia,(22)  verdadero ente real, que captamos entre nosotros y que existe independientemente del conocimiento. Entre los méritos de Aristóteles, no es el menor su afán sistematizador. La Lógica, la Psicología, la Ética, la Metafísica, y la Política, obtienen en sus escritos una línea y una estructura perfectamente definidas. Representa su pensamiento la plena madurez de la Filosofía griega. Su influencia es preponderante en la escolástica del siglo XIII. En los primeros siglos del cristianismo se difundió con mayor vigor el estilo y el genio de Platón. San Agustín es un platónico cristiano. Pero más tarde el platonismo quedó a la zaga y Sto. Tomás de Aquino desenterró, con gran riesgo, los, entonces tachados como heréticos, escritos de Aristóteles, y plasmó toda una Filosofía y toda una Teología cristianas, aprovechando la precisión del lenguaje y de los conceptos aristotélicos.

                La Lógica, La Ciencia, y El Silogismo
                En el Organón, obra dividida en seis libros, trata Aristóteles el tema de la Lógica. Organón significa “instrumento”, y con ello quiere indicar que la Lógica es el instrumento propio para entender la Filosofía. El Organón es, pues, como una introducción a las obras filosóficas.

21) Es posible ampliar los conocimientos sobre Aristóteles en las obras de Koplestón y Yurre cuyos datos aparecen en la bibliografía.
22) Sustancia es lo que permanece, es el trasfondo del final de las cosas

                Los seis libros del Órganón son los siguientes: las Categorías, que tratan sobre el concepto y los géneros supremos; las Interpretaciones, que tratan del juicio; los Primeros Analíticos que tratan del silogismo; los Analíticos posteriores tratan de la ciencia y la demostración; los Tópicos versan sobre los argumentos probables, y los Sofismas acerca de los argumentos falsos. Sobresale, en la Lógica aristotélica, el tema del silogismo, que en la actualidad se ha pretendido relegar a un plano secundario, por su aparente ineficacia. Ciertamente, es difícil la técnica del silogismo, y en la práctica se utiliza con muy poca frecuencia, aun por los entendidos en la materia. Sin embargo, nótese su importancia, por la explicación que viene enseguida: (23) El silogismo concluye en una proposición, en donde se ha relacionado el sujeto y el predicado, a causa de su mutua implicación con el término medio, que ha servido como nexo o enlace entre aquellos dos. El término medio(24) es, pues, la causa o razón de la unión de un sujeto con un predicado. Justamente, con ello se ha obtenido una proposición de nivel científico, es decir, una tesis (la conclusión del silogismo) en donde se ve la causa  (término medio) de su afirmación. Para Aristóteles, el conocimiento científico es el que va a las causas de las cosas, y el silogismo se instala, entonces, como el procedimiento técnico que nos hace ver la causa o razón de una afirmación cualquiera. Si a esto añadimos que, para Aristóteles, la ciencia o episteme consiste, no tanto en una serie de  conocimientos objetivos, sino en una virtud intelectual que se define como hábito demostrativo, entonces podemos concluir que esa aptitud propia del científico tiene, como instrumento de formación precisamente el silogismo, operación que demuestra rigurosamente las tesis propuestas. Y, por fin, con esto se concluye que la Lógica es el instrumento propio del científico y del filósofo.

                El Realismo Aristotélico

                La teoría de las Ideas, de Platón, fue objeto de duros ataques por parte de Aristóteles. Desde el punto de vista del conocimiento, rechaza la existencia de ideas innatas. “Todo lo que está en la inteligencia ha pasado por los sentidos”, reza su famoso lema. El conocimiento intelectual se obtiene a partir del conocimiento sensible. Y no es que éste sólo sirva como ocasión para que surja la idea, sino que el dato sensible trae consigo los datos inteligibles, los cuales son inadvertidos por los sentidos, pero, luego, iluminados y captados por la inteligencia. Éste es, a grosso modo, el proceso de la abstracción.(25) Abstraer, desde los tiempos de Aristóteles, no significa tanto separar unos datos y considerarlos en forma aislada, cuanto iluminar y asimilar un nivel superior de características reales, objetivas,  provenientes de la substancia individual, pero invisibles a los sentidos.

23) Consúltese la introducción a la Lógica capítulo XXXI, de Raúl Gutiérrez Saénz
24) El término medio según Aristóteles siempre lo debemos aplicar en nuestra vida. Ya que el exceso es malo y el defecto o carencia también.
25) Cfr. Con la introducción a la Lógica de Raúl Gutiérrez Saénz capítulo X y XI.

                De esta manera, Aristóteles insiste, con mucha razón, en una síntesis de los dos mundos que había postulado Platón. No se rechaza ni el mundo sensible, ni el mundo de las ideas; sólo que este último está inmerso en la misma cosa sensible. Y a partir de ella es como se extraen los dos tipos de conocimientos. La materia producirá los datos sensibles, y la forma (sustituto de la Idea platónica) dará origen al dato inteligible, el cual, en estado de acabamiento, no es otra casa sino el concepto universal y necesario que proclamaba Sócrates.

El realismo de Aristóteles consiste, pues, en el rechazo de un mundo separado de Ideas identificadas como el auténtico valor y ser. Lo verdadero, lo real, lo valioso, es este mundo, y allí hay por lo menos dos estratos, cognoscibles por los sentidos y por la inteligencia, respectivamente. Las substancias de este mundo tienen, pues, dos coprincipios o elementos constituyentes: la materia y la forma; y de tal manera unidas, que juntas estructuran al objeto real, con existencia independiente de las facultades cognoscitivas. Éste es el realismo, la más sólida y natural postura del sentido común, defendida por Aristóteles contra los ataques del idealismo platónico, del relativismo sofista, del estatismo de Parménides, del movilismo de Heráclito, y del materialismo de Demócrito. Veremos de qué manera, la Historia de la Filosofía, en ciertas épocas, es un resurgimiento de dichos ataque contra el sentido común.

                Filosofía Primera
                El sistematizador de la Metafísica es Aristóteles. Nada más que a esta disciplina no la llamó Metafísica, sino Filosofía Primera. El nombre de Metafísica le advino por un compilador de las obras aristotélicas, Andrónico de Rodas (siglo I a. C.), el cual encontró y colocó los libros de esta disciplina después de los libros de Física. Originalmente, la palabra metafísica alude, pues, a la colocación material de los escritos aristotélicos, y no al tema que tratan. La aclaración es importante, pues generalmente se piensa que la Metafísica debe tratar algo que está más allá de lo físico, algo que traspasa nuestro mundo real, centro de nuestro interés vital. En el fondo, la cosa es muy diferente, pues el objeto de la Metafísica es el ente en cuanto ente, es decir, las mismas cosas que nos rodean, sólo que bajo un cierto punto de vista muy especial. La Metafísica no estudiará a los entes en cuanto que pertenece a alguna categoría determinada, sino en aquello que los hace ser entes, aquello que todos los entes poseen y por eso son entes. Eso es traspasar el plano categorial y situarse en el plano trascendental; pero sin dejar de estar anclados en la realidad que nos rodea. Todo lo cual se resume diciendo que el objeto material de la Metafísica es el ente, pero su objeto forma es el ser que lo hace ente, lo que tienen todos los entes para ser entes. La definición de Metafísica es, pues: “Ciencia del ente en cuanto ente”. A partir de aquí surgen los diversos temas propios de la Metafísica. Todo se reduce a estudiar las propiedades y los coprincipios que tiene todo objeto por el hecho de ser ente. Dichos coprincipios son la esencia y la existencia, el acto y la potencia, la substancia y el accidente, la materia y la forma.
Es bueno aclarar que, para Aristóteles, esta definición envolvía una cierta ambigüedad, pues la ciencia del ente en cuanto ente, podía entenderse como la ciencia de los fundamentos últimos del ente, y en este sentido es como se justifica el nombre de Filosofía Primera; o bien, podía entenderse como la ciencia de la Causa primera de todo ente, lo cual se refiere a Dios, y en este sentido la Metafísica adquirirá un franco matiz teológico.(26) En un contexto tomista se dice que la Metafísica es la ciencia del ser de los entes, entendiendo por “ser”, aquello que sirve de fundamento a los entes. El ser es lo que tienen los entes, por lo cual son entes. El ser, entendido como verbo como un principio por el cual las cosas son o existen, es único, y de él participan todos los entes.

                Los Coprincipios del Ente

                - En la Metafísica aristotélica se explican los siguientes coprincipios o elementos que constituyen al ente: En primer lugar, la substancia y el accidente. Substancia es todo ente que existe en sí mismo; cada uno de los hombres, cada objeto en particular, es una substancia. Para insistir más en este carácter individual de la substancia, y, al mismo tiempo, acoger el carácter objetivo y universal de los conceptos o ideas, Aristóteles distingue la substancia primera y la substancia segunda: la primera es el ente individual ya descrito; la segunda es el concepto universal, que en Platón tenía supremacía sobre lo individual. Opuesto a la substancia, está el accidente que debe entenderse, en su sentido técnico, como un ente que existe en otro.  Recuérdese, en Lógica, las diez categorías, que corresponden a una substancia y nueve accidentes. Los principales accidentes son: cantidad, cualidad, relación, acción, tiempo y lugar.(27) En un ente determinado se puede distinguir una substancia afectada por varios accidentes. Así por ejemplo: un hombre (Pedro) tiene su esencia como animal racional (substancia), y tiene, al mismo tiempo, varios accidentes, como sus dimensiones, sus cualidades morales, sus relaciones con su familia y la sociedad. Desde otro punto de vista, el mismo ente, distinguido en los dos coprincipios de substancia y accidente, también puede analizarse en cuanto a su materia y su forma: la materia es el elemento individualizador; la forma es el elemento especificador (que lo cataloga dentro de una especie, y, por lo tanto, es universal). Materia y forma juntas, constituyen la esencia del ente en cuestión, y no una de ellas exclusivamente. Aquí se nota un laudable equilibrio, en el pensamiento aristotélico, pues logra sintetizar y tomar en serio los elementos opuestos, que en las filosofías anteriores habían tenido su brillo respectivo, pero por separado, y con la exclusión de los opuestos. Relacionado con el tema de materia y forma, está el de las cuatro causas. Según Aristóteles, hay cuatro causas principales que han contribuido a la existencia de un ente. Tales son: la causa formal y la causa material (o causas intrínsecas), y la causa eficiente y la causa final (causas extrínsecas). Las intrínsecas coinciden con la materia y la forma, ya descritas en el inciso anterior.

26) (Cfr. Coreth: Metafísica, págs. 19-22)
27) Buscar estas definiciones el algunos diccionarios filosóficos.

                Las extrínsecas son las que interesan, ordinariamente. La causa eficiente es la que produce a un nuevo ente. La causa final es la meta inscrita en la naturaleza de la evolución de un ente. El principio de causalidad se refiere preferentemente a la causa eficiente; en Ética interesa sobremanera el análisis de la causalidad final. Es típico en Aristóteles la teoría del acto y la potencia. Acto es lo mismo que perfección o positividad. Potencia es lo que todavía no es, pero que puede llegar a ser. La potencia debe concebirse como una exigencia de ser, un elemento dinámico que trata de sobrepasar las limitaciones de perfección que se poseen. De aquí se sigue que todo ente es un compuesto de acto y potencia: acto, por lo que respecta a lo que positivamente ya es, potencia en lo que se refiere a lo que todavía no es, pero que puede ser. Solamente un ser absolutamente perfecto, en todo sentido, sería Acto puro; así es como concibe Aristóteles a Dios. Pero en este mundo, los seres, en su imperfección, están siempre tendiendo a la supresión de sus propios límites, y a eso se debe la evolución, el cambio, la mutación. Todo cambio o movimiento es concebido como el paso de la potencia al acto.
                En Sto. Tomás, será considerado otro par de coprincipios, la esencia y la existencia, pero en Aristóteles esa distinción todavía no tiene una clara exposición. La teoría de la analogía del ser también fue objeto de especial investigación en la Edad Media; Aristóteles sólo la enuncia, sin llegar a mayores detalles. En la Metafísica también se tratan temas como el de la Historia de la Filosofía, los modos de conocer (que veremos al describir las virtudes), y los célebres argumentos contra la teoría de las Ideas de Platón. –Sobresale el argumento del “tercer hombre”: si la Idea es un concepto universal que fundamenta y se aplica a todos los entes singulares de su especie, debería haber también una tercera noción que fundamentará y se aplicará a la Idea y a los singulares (éste es el tercer hombre, aparte de la Idea de hombre y de los hombres singulares), y así sucesivamente, nunca habría una fundamentación completa. –Por último, el principio de contradicción(28)llevado por Aristóteles a un terreno metafísico, como primer principio que rige al ser.
                El Motor Inmóvil
                Aristóteles concibe a Dios como el primer motor, inmóvil. El movimiento del mundo, en cuanto pasó de la potencia al acto, requiere siempre un ser en acto. De aquí infiere la necesidad de un ser que sea Acto puro, y que sea la causa o motor del movimiento del mundo. Dios es ese motor, y, además, Acto puro, sin mezcla alguna de potencia. Dios es un ser completamente inmaterial, es la inteligencia que se piensa a sí misma. Cualquier otro objeto de pensamiento sería inadecuado para la perfección suprema. Dios es definido también como el pensamiento que se piensa. No conoce a ninguna otra cosa, por lo tanto no conoce al hombre ni al mundo. En consecuencia, Dios no se ocupa del Universo, ni de los acontecimientos humanos.

28)   Este es un principio lógico, además del principio de identidad, tercer excluido y de la razón suficiente.

                En Aristóteles, igual que en todo el pensamiento griego, no existe ninguna teoría acerca de la creación y de la providencia divina. Tampoco es objeto de culto, o de oración. Sería inútil tratar de trabar amistad con él. Aunque existen varios pasajes en donde se menciona una pluralidad de primeros motores, son más fuertes los pasajes y los argumentos para pensar que Aristóteles fue monoteísta. Dios es personal, en cuanto que es inteligencia, pero en realidad, Aristóteles nunca lo llegó a tratar con esta categoría. De todo esto se concluye que Dios mueve el mundo, pero en cierto modo pasivo, o sea, inspirando en los demás seres el amor y el deseo de la perfección. Mueve como causa final, no como causa eficiente; mueve sin moverse a sí mismo, es pues, el Primer Motor, Inmóvil.

                La Psicología Racional

                La Psicología racional o filosófica surgió ya, sistematizada, en los libros de Aristóteles titulados Peri psijés (acerca del alma).
Por “alma”, entiende el principio que da la vida al cuerpo organizado. También las plantas y los vegetales tienen alma, pero de grado inferior. El alma vegetativa se encarga de las funciones de alimentación y  reproducción. El alma sensitiva tiene, además, las funciones de conocimiento sensible, apetitos, y movimiento. Por fin, el alma humana es racional, posee el nous, entendido como potencial del conocimiento científico y como potencia deliberativa.

                La facultad racional, o nous,(29) puede considerarse en dos tipos de funciones: el entendimiento agente, y el entendimiento pasivo. El primero ilumina el dato inteligible que está en potencia, inmerso en el dato sensible. El segundo asimila ese dato inteligible, puesto en acto por el entendimiento agente y con ello se produce propiamente el concepto o conocimiento intelectual. En tanto que espiritual, el nous es inmortal, y, debido a esto, el hombre también lo es.
Sin embargo, existen varias interpretaciones sobre los oscuros pasajes que se refieren a la espiritualidad e inmortalidad del alma. Aristóteles, en su oposición a Platón, rechaza la preexistencia del alma, con respecto al cuerpo. También insiste en que las funciones del alma vegetativa y sensitiva terminan con el cuerpo. Por tanto, parece que no se podría hablar de la inmortalidad del alma humana, sino sólo del nous. Además, acerca del nous, en cuanto entendimiento agente, hay quienes sostienen que se identifican con Dios, y por tanto, es uno solo, y de él participan todos los hombres. Así piensan Alejandro de Afrodisia (siglo III d.C.) y Averroes (siglo XII d.C.). En tal caso, no hay inmortalidad personal. Por su parte, Sto. Tomás de Aquino sostiene que el entendimiento agente es individual, uno para cada hombre, y que, por tanto, cada alma es inmortal. Desde luego, Aristóteles no está de acuerdo con Platón en que el cuerpo es una cárcel para el alma. Cuerpo y alma originan una síntesis, que es el yo. El cuerpo es la materia y el alma es la forma. Materia y forma,(30) unidas, constituyen la esencia humana.

29)  El nous en Griego significa razón, inteligencia divina.
30)  Se le conoce como la teoría del hilemorfismo de hyle = materia y morfé = forma.

                El Eudemonismo
                El sistema ético de Aristóteles se denomina eudemonismo porque está centrado en la consecución de la felicidad (eudaimonía). Está expuesto en la Ética a Nicómaco, en la ética Eudemo y en la Gran Moral. El fin último del hombre es la felicidad. Ésta consiste en la realización de las potencias humanas, entre las que descuella el entendimiento. Con dicho desarrollo, el hombre consigue, simultáneamente, su propio bien, su fin último, la felicidad, la virtud, y, por lo tanto, el valor moral. Casi toda la ética a Nicómaco se dedica a la descripción de las virtudes. La virtud es un hábito bueno; no es innata, sino adquirida, a base de esfuerzo, a lo largo de muchos actos buenos. Con la virtud se perfeccionan las facultades humanas y se facilita el acto honesto, ayudando a escoger el término medio entre dos extremos viciosos.  Se distinguen dos clases de virtudes, según las facultades que perfeccionan: pueden ser intelectuales, o morales. Las primeras son de orden especulativo (ciencia, intuición y sabiduría), o de orden práctico (arte y prudencia); la prudencia es también virtud moral, porque rige el funcionamiento de todas las demás en cada caso concreto. Las virtudes morales son varias, y sobresalen, además de la prudencia, la justicia, la fortaleza y templanza. La justicia perfecciona a la voluntad, y  consiste en dar a cada uno lo que le corresponde. La fortaleza perfecciona el apetito irascible y ayuda a soportar con paciencia las penalidades de esta vida; es también valentía y agresividad. La templanza perfecciona al apetito concupiscible y modera la tendencia exagerada a los placeres. Extensamente describe, además, la amistad, como el conjunto de relaciones afectuosas con otras personas. La Ética considerada por Aristóteles como una parte de la Política. En realidad, el hombre es un animal político (zoón politikón, reza la famosa definición aristotélica), y su actividad civil tiene primacía sobre su actividad individual.
               
                Resumen de la Filosofía Aristotélica
                Dentro de lo natural que resulta un sistema tan apegado al sentido común, es necesario, con todo, hacer una distinción de los aspectos, no solamente aceptables, sino, aun, positivamente originales, y de primera categoría, con respecto a aquellos otros aspectos inaceptables, debidos, tal vez, a la deficiencia propia de la época aristotélica.

Entre lo positivo descuella:
                - El rigor de la Lógica. La teoría del silogismo es una de esas doctrinas que, al igual que las Matemáticas, pasan de generación en generación sin ninguna modificación de fondo.
                - El hilemorfismo, contra Platón. Es fácil rechazar un mundo separado, de Ideas. Lo difícil es proponer una doctrina que sustituya eficazmente el papel que tenía, en Platón, el mundo de las Ideas. Lo difícil es proponer una doctrina que sustituya eficazmente el papel que tenía, en Platón el mundo de las Ideas. Tal es el caso del hilemorfismo, teoría que sintetiza la materia y la forma.
                - La teoría del acto y la potencia. La importancia de esta teoría es tal, que va a constituir, posteriormente, el leit motiv de la filosofía tomista.
                - Los primeros principios del ser y del conocer. La unión entre Lógica y Metafísica queda ejemplificada en el principio de contradicción. Sin embargo, esto sucede dentro de una postura realista y no al estilo idealista, como, posteriormente, veremos en Hegel.
                - El análisis del hombre, de sus facultades y de sus virtudes. Independientemente de las dificultades de interpretación respecto al entendimiento agente lo cierto es que la concepción realista del hombre, que respeta el valor del cuerpo y la espiritualidad e inmortalidad del alma, merece nuestros respetos.
                Sin embargo, existen algunas tesis, en el pensamiento aristotélico, que no se pueden aceptar:
                El Dios que no es ni creador ni providente. Aristóteles subraya demasiado la trascendencia de Dios. Tal vez aquí el platonismo se coló demasiado en el genio de Aristóteles. El eudemonismo terrenal es una doctrina moral insuficiente, pues mantiene al hombre centrado en la búsqueda de su propia perfección y no lo lanza a la trascendencia de sí mismo. En Ética, es notoria también la ausencia de los conceptos de obligación y de sanción. Siendo hechos que se constatan en la realidad, cabría, al menos, una interpretación del sentido y del valor moral que manifiestan. Ya hemos comentado que la justificación de la esclavitud, con todos los paliativos que pudieran aducirse, es, con todo, un lamentable traspié intelectual de nuestro autor. Y por último, en cuanto a conocimientos de la ciencia física, Aristóteles adoptó el nivel propio de su época. Entonces imperaba el geocentrismo(32) y se hablaba de los elementos de la Naturaleza.

32)   La tierra era el centro del universo.

Explicación
                Aristóteles fue el más grande pensador de Grecia y el último de los tres clásicos después de Sócrates y Platón. Discípulo de Platón, funda su propia escuela llamada el “Liceo” donde se enseñaba astronomía, botánica, zoología, física, mecánica, y desde luego filosofía primera. Critica a su maestro Platón al afirmar que las ideas platónicas no son reales y que el mundo ideal no existía. Aristóteles trata de probar que la esencia de las cosas se encuentran aquí y no en otro lado y que es posible encontrar la felicidad en esta vida.

                Tuvo una vasta producción filosófica, al escribir más de 50 obras que forman parte de la primera biblioteca de Atenas. Fue maestro de Alejandro Magno por once años.
                Se le considera el padre de la Lógica, escribe el Organón o tratado de Lógica en el que crea los silogismos categóricos que aún los estudiamos en la materia de Lógica.
                Creó además la filosofía primera, llamada más tarde metafísica con su objeto de estudio que es el ente y el ser que es todo lo que existe o puede existir.
                Aristóteles concibe a Dios como el primer motor inmóvil que mueve y da movimiento a todas las cosas sin ser movido. Lo llama también acto puro.
                Dice que la esencia humana se compone de materia y forma. El cuerpo es la materia y el alma es la forma. Esto se le conoce como teoría del hilemorfismo o sistema peripatético. Su maestro afirmaba que el cuerpo es la cárcel del alma.
                Por último, nos habla de su ética y política que el hombre debe ser feliz a través de la virtud y que el fin último del estado es la felicidad del hombre.

 Por apuntes de Antología Filosófica para Preparatoria, diversos autores.